Yo mí mío

10/10/2008

Montada en el bus bajo un cielo gris, tan gris como imagino el de Londres en verano.. Tan gris, que no entiendo cómo puedo estar ahogando lágrimas... de felicidad. Me siento llena, completa, pletórica. Tanto, que me asusta. Vivo la vida que siempre quise vivir, sin preocuparme por el mañana porque el hoy es perfecto. Incluso he descubierto que ya no necesito fuerza de voluntad pues me hace tan feliz madrugar que ni me lo planteo.

Ahora entiendo por qué no he podido ser tan dichosa hasta este momento de mi vida. Hasta qué punto me he boicoteado o, mejor dicho, me ha boicoteado la puta depresión. Me he perdonado. Ésa es la clave. Y lo he hecho de corazón, no con medias tintas. Lo he hecho con el convencimiento de que quiero seguir siendo yo. No me avergüenzo de mis caídas, ni rememoro mis éxitos. No necesito la aprobación de nadie, ni tengo miedo ya a defraudarles. Hoy por fin puedo gritar que me quiero, que quiero a la Marta que he sido estos 27 años y que no tengo miedo de cómo será la que venga.


En absoluto me pesa el camino que me ha llevado hasta aquí. Los años de enfermedad, el terror de mi infancia, mi huída adolescente... Me he reconciliado con todo ello, he perdonado y he aprendido. Viéndolo en perspectiva sé que he sido valiente, que no me he rendido aunque no viera el final de la agonía porque hace tiempo descubrí que nunca llueve para siempre y que cuanto más tiempo sufres y más profundamente mucho más hermoso es el arco iris que ves tras la tormenta.

Por eso no debo juzgarme si tengo la edad que tengo y no estoy mas que en cuarto de carrera. ¿Qué importa si no es lo habitual? ¿Qué más dará que haya quien piense que he desperdiciado muchos años de mi vida? Yo misma lo pensaba, lo reconozco. Incluso durante mucho tiempo lo seguía pensando aunque me lo negara hasta a mí misma, como si por mucho repetirlo se fuera a convertir en realidad. Hasta que, por fin, pasó. Y entonces no me di cuenta porque ya no tenía importancia.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

marta uno no desperdicia los años de su vidad, porque te sirven para ser como eres hoy, una bellisima persona

Anónimo dijo...

iMeMiNe, además de ser un grandísimo razonamiento es preciosa la forma como lo describes.

Según vas caminando por la vida vas tomando decisiones que te llevan a hacer lo que estimas más conveniente, en esos momentos y a razón de los datos de que dispones, muchas veces se muestran como las menos acertadas, o digamos. más bien, no apropiadas, éstas decisiones forman parte también de la experiencia que vas adquiriendo, cuando sucede eso de parecerte erróneas lo mejor es tomarlas como un aprendizaje.

Me encanta que enfoques tu vida como lo haces, sin duda es la mejor manera,ya me gustaría a mí conseguirlo, es que aún sabiendo cómo debe de ser somos, muy a menudo, incapaces de conseguirlo.

Cierto, detrás de cada tormenta hay un Arco Iris, más bello cuando más se tarda en ver y cuanto menos frecuente es su contemplación.


Un saludo

Marta G. Navarro dijo...

Tenéis los dos más razón que santos, gracias por las aportaciones ;)

Anónimo dijo...

De nada iMeMiNe, tú tienes toda la razón, tu fabuloso comentario me ha encantado y es cierto además de muy saludable todo lo que hablas en él


Saludos

Anónimo dijo...

Eres una persona maravillosa, Marta. Qué bien que por fin te hayas dado cuenta de cuánto se te puede querer :)

Un besazo,
Sara*

Anónimo dijo...

Por cierto, eras una niña preciosa!

Marta G. Navarro dijo...

Al final me sacarás los colores, Sara, verás tú :P

Publicar un comentario

 

También en...