Hay momentos en la vida en los que crees que no merece la pena seguir luchando. Que no eres bueno en aquello que creías serlo, que no llegará tu oportunidad o que si solamente has tenido fracasos es por algo. Entonces tienes dos opciones: rendirte o seguir adelante. Si sigues tendrás que analizar todo lo sucedido hasta entonces, sobretodo lo malo, y elaborar un plan de acción para corregirlo. Pero también saber ver lo bueno, para mantenerlo y potenciarlo. Ayuda que, algunas veces, el tiempo ponga las cosas en su sitio y te demuestre que aquello que creíste un fracaso otras personas lo consideraron un logro. El riesgo es que, para entonces, hayas elegido rendirte.
Esta es la típica semana que incluye dos semanas en su interior. La primera la terminé ayer y desde hoy hasta el domingo comienza algo muy distinto: Startup Weekend edición especial Turismo y Gastronomía. Pero eso es todavía un libro por abrir... Los cinco días pasados, en cambio, han sido de esos que llenan el espíritu. Conversaciones, personas, situaciones... Demasiado conectadas y emocionantes como para que todo sea fruto de la casualidad. Más bien parece como si la vida quisiera darme un golpe de timón sutilmente, como si tuviera que tomar conciencia de que tanto las puertas que estoy cerrando como las que se abren ante mí son retos emocionantes y por todas ellas debo dar las gracias a los que están al otro lado.
Era la primera vez que iba a la consulta de aquel psicólogo y daba por hecho que ese señor me sentaría en un diván y me haría contarle mi vida desde la más tierna infancia. Me haría conectar con mi niña interior, visualizarme en momentos duros de mi vida o cosas así. Pero no. Me senté en un pequeño pero cómodo sillón y me preguntó ¿por qué estás aquí?. Entonces cogí aire para contarle toda mi biografía pero me interrumpió. No olvidaré nunca sus palabras: "¿por qué estás aquí?" repitió.
Hasta entonces solo me había planteado que la vida era una caca y yo una persona con muchos problemas. Contarlos y recrearme en ellos me destrozaba pero a la vez me confortaba. Coño, qué raro es el puñetero ser humano. Lo que aquel psicólogo me quiso decir es que da lo mismo como seas, que tengas tus locuras, taras e historias. Si eres feliz, pero feliz de verdad, ¿por qué estás aquí?. Y si no lo eres, haz lo necesario para serlo.
Casi todos nosotros, si nos atreviéramos a mirar de frente nuestro corazón, reconoceríamos que no somos felices. Pero antes muertos que reconocerlo. Antes nos inventamos cualquier muleta que nos devuelva un reflejo parecido a la felicidad. Para mí, por ejemplo, esa felicidad eran instantes que atrapaba en el tiempo en los que dejaba la mente en blanco y me aislaba de todo. "Justo ahora, en este instante, no tengo motivos para no ser feliz". Luego descubrí que eso que hacía se llama meditar, "mindfullness" o como queráis denominarlo.
"Get back to were you once belong" Vuelvo al blog pero también he vuelto a otras cosas que parecían olvidadas. Al borde de terminar 2011, el año que será recordado por la muerte de Steve Jobsentre otras cosas, entiendo a la perfección su sensación de que llega un momento en la vida en el que empiezas a colocar las piezas de todo lo vivido con anterioridad.
Es la primera vez que he tenido abandonado el blog por exceso de trabajo y no por apatía, crisis de identidad o de elección vital. Desde noviembre soy oficialmente periodista freelance haciendo un trabajo que me encanta. Primero he estado llevando las redes sociales del Reto UNICEF para Guadalinfo, un proyecto que nunca olvidaré porque fue el primero y porque tuve el placer de compartirlo con Sara Domínguez, mi Sara. Una profesional del social media y el marketing como la copa de un pino. Además, durante seis semanas he participado en una hermosa experiencia como scout de Yelp.es. Durante ese tiempo he aportado mi granito de arena para descubrir a los futuros visitantes del portal pequeños tesoros de Sevilla pero también he aprendido mucho de mi ciudad. Ha sido un placer en si y por los responsables del proyecto, Francisco Rábano e Iker Biguri. Estas semanas de trato con ellos se me han hecho muy cortas y gracias a su calor he disfrutado mucho del camino.
Ahora, con el mismo equipo del Reto UNICEF, tengo entre manos dos proyectos que tienen casi todos los factores necesarios para hacerme muy feliz: participación en un evento, comunicación, redes sociales, gran ambiente de trabajo y enorme estrés. Falta algo de locución y radio, lo sé, pero todo se andará. El grupo con el que colaboro se llama, desde este mediodía por cierto, Grupo Abbsolute y precisamente hoy celebraba con ellos la comida de empresa/presentación de su nuevo nombre/workshop culinario.
Hace un rato que he vuelto de lo que en principio era un almuerzo pero se ha alargado debido al buen ambiente, música y compañía. Y nada, aquí estoy sentada maravillándome de cómo nuestro camino en la vida no para de girar, voltearse y volver hacia atrás caprichosamente. No sé dónde estaré dentro de dos o tres meses pero si sé que ahora mismo soy feliz con lo que hago y con cómo vivo. Termino el año plena, laboral y personalmente hablando. En parte eso es gracias a Grupo Abbsolute, especialmente a las dos personas que confiaron en mi en un primer momento y son Jorge Fernández y Beatriz Romero. Pero también de los grandes profesionales con los que comparto estufa y terraza cada día: Vanessa Herencia, Ana Peña, Marina Baeza, Francis Valenzuela y todo el equipo de "offline", como cariñosamente les llamamos, capitaneados por Bico Bermúdez y Fran Sánchez.
En definitiva, que espero la llegada de un año que será único en mi vida, 2012, con una sonrisa y con muchas esperanzas puestas en lo que me deparará. Se colmen o no, lo que es seguro es que tengo ganas de exprimir lo que me espere hasta sacarle todo su jugo.
La libertad es una de las cosas más complicadas de conseguir en la vida. Porque, a diferencia de lo que se pueda pensar, no consiste en hacer lo que uno quiera en cada momento. ¡Bendita ingenuidad!. Para ser libre, amigos, es necesario ser consecuente con uno mismo y eso no es tarea fácil. Requiere de varios pasos:
1º Conocerse a uno mismo. Básicamente porque no puedes saber lo que quieres si no sabes quién eres. Convencerse de lo contrario hace que terminemos entrando en contradicción con nosotros mismos. Es como con los amigos, ¿cómo saber qué regalarle si solo creo conocer sus gustos? Pues eso. Y para conocerse hay que asumirse, algo que muchos no están dispuestos a hacer porque implica aceptar nuestras limitaciones e incorporar nuestros defectos. Ahí ya no vale empeñarse en que somos esa imagen mental que pretendemos ser ni tenemos una barriga perfecta o medimos metro ochenta. No entiendo muy bien el por qué, pero hay gente que dice ser más feliz quedándose en esa imagen en lugar de descubrirse y quererse como es en realidad. Yo no he sido más feliz en mi vida que después de pasarlo fatal para asumirme e incorporar todo lo que no me gustaba de mí misma a mi vida. Hasta entonces no he sido consciente de mis limitaciones y, por tanto, no he podido manejarlas.
2º Una vez que nos conocemos tenemos que descubrir qué queremos y, sobretodo, qué no queremos. Porque puede ser que lleves toda la vida estudiando para juez y descubras que lo haces influído por tu familia (todos jueces) cuando a ti lo que te gustaría es montar una papelería porque adoras el olor a papel nuevo. O que lleves el pelo rubio porque te dicen que te queda mejor cuando siempre quisiste ser pelirroja. Cosas tan simples como el tipo de ropa o zapatos que llevas puede ser que realmente no sean lo que te gusta pero ni te hayas dado cuenta. De nuevo es una fase complicada, porque lo sencillo es no plantearse el por qué hacemos las cosas, parece que esa fingida estabilidad nos reconforta. Me reconozco adicta a la estabilidad emocional, no lo voy a negar, pero la REAL. Fingir que todo es perfecto en nuestra vida sin ponerlo en tela de juicio ni preguntarle a nuestras tripas si es lo que realmente nos motiva... creo que a lo único que conduce es a una futura frustración. Ojo, ahí también entra el concepto de la "compensación". A lo mejor tienes que hacer algo que no te gusta demasiado para tener otra cosa que si te motiva... Suelen llamarlo relaciones de pareja, jajajaja. También pasa en otros ámbitos, pero el ejemplo me venía que ni al pelo. Y siguiendo por ahí está claro que mantener una relación por el hecho de tener pareja sin que te COMPENSE forma parte de esa fingida estabilidad de la que os hablaba.
3º Ya sabemos quiénes somos y qué queremos. ¡Enhorabuena, valientes! Ahora toca remangarse y pelear por ello. Porque del dicho al hecho va un trecho, amigos. Al principio tendrás demasiada prisa creyendo que con saber lo que quieres ya es suficiente. Pero poco a poco te darás cuenta de que en el proceso tendrás que tomar decisiones que no te gustarán, que mucha gente a tu alrededor no comprenderá. Ahora no te podrás engañar a ti mismo, tendrás que ser consecuente con eso que sabes que quieres para el resto de tu vida. En todos los ámbitos, si tus tripas te dicen "esa relación no tiene futuro" tendrás que dejarla, si te dicen "lucha" tendrás que luchar y si el mensaje es "deja esas oposiciones y monta una papelería" pues, ala, te tocará ahorrar, hacer un plan de viabilidad... No se trata de lanzarse al vacío, sino de ser consecuente y hacer posible lo que deseamos con cabeza.
Seguir estos pasos es complicado pero ¿sabes qué te espera al otro lado? LA LIBERTAD. Lo consigas o no, serás fiel a ti mismo, serás libre. Y ese es el mejor regalo que puede hacerse un ser humano a sí mismo. Algo que tenemos que aprender de los animales, ellos nunca van contra sí mismos, siempre siguen su instinto, se protegen. Ellos son más libres de lo que nosotros podremos ser nunca, así que observadles. Ya lo decía John Lennon y lo terminaron de cantar los Beatles supervivientes en el video que os dejo al principio, y él sabía mucho de eso de ser libre como un pájaro.
Muy pocas son las veces que empezamos una frase con estas palabras convencidos de lo que estamos diciendo. Supongo que es porque en esta sociedad occidental en que vivimos tenemos tan interiorizado el sentimiento de culpa que asimilamos que reconocer un error es vergonzoso. Pero, amigos, no hay nada más liberador para el espíritu que dar un paso al frente y reconocer que algo te supone un problema o que has hecho tal cosa mal.
Siguiendo mis propios consejos hace unos días (cuatro concretamente) di un golpe en la mesa y dije: "¡Si! ¡Tengo un problema con la comida!". Como lo dije gritando, el pobre Oni se giró asustado pensando que le decía algo a él. Explicar los motivos de mi problema me llevaría tres entradas de blog y una sesión de psicoterapia pública, aunque lo bueno es que los tengo perfectamente identificados y con que yo lo sepa, basta. Lo que si puedo explicar es qué problema tengo con la alimentación. Es sencillo, relaciono los momentos felices con comida. Si veo una película sólo la disfruto con unas palomitas y un refresco, si quiero que sea un día especial tiene que ir acompañado de una comida especial. También como cuando tengo un mal día, cuando quiero evitar reaccionar desproporcionadamente ante una situación o si creo que puedo tener ansiedad.
La gota que ha colmado el vaso ha sido descubrir qué narices era el síndrome de abandono, ¿lo recordáis?. Pues es que desde que soy consciente de que la mayoría de malas sensaciones que tengo durante la semana provienen de este síndrome trato de asilarlas, eliminar de mi mente ese malestar infundado. Y, claro, ¿qué mejor ayuda que unas grasas saturadas o un mucho de azúcar para subirme el ánimo?
A eso debemos sumarle que soy consciente hace tiempo de que necesito mejorar mi forma física, ya no por el peso que tengo de más sino por una cuestión de salud. Lo que pasa es que hasta ahora tenía otras prioridades anímicas y de desarrollo personal. No me arrepiento, creo que he seguido mi proceso vital en el orden correcto: primero un gran conocimiento de mí misma y después cambiar malos hábitos que me hacen infeliz.
Estoy siguiendo un método patentado por Oni y por mí (el Método Michael Jackson), con una dieta recomendada por un nutricionista y una rutina de ejercicios supervisada por un profesional. Además me he hecho un reconocimiento médico previo para no correr riesgos. Me he propuesto perder unos veinte kilos y, lejos de avergonzarme, me enorgullece haber sido capaz una vez más de coger otro toro por los cuernos. Porque, señores, la vida es tremendamente corta y perderla lamentándose por lo que podríamos hacer y no hacemos es UNA SOBERANA TONTERÍA.
Así que os lanzo el siguiente reto: Durante 60 días seguiré a rajatabla el Método Michael Jackson y pretendo perder por lo menos la mitad de esos 20 kilos, ¿qué reto haréis vosotros para acompañarme? Tiene que ser algo que siempre estáis dejando para otro momento, algo que realmente deseáis hacer pero nunca hacéis: el carné de conducir, dejar de fumar, perder peso también, aprender a hacer el moonwalker... Venga, a ver si viendo vuestros retos me motivo para seguir en mi empeño.
¡Feliz miércoles! Y, en especial para mi Oni que hoy cumple 31 añacos.
¿Desea saber más?
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Un amigo muy querido dice que a veces preferiría no ser tan consciente del mundo que le rodea porque se sufre mucho menos cerrando los ojos... Bueno, ahora que lo pienso eso mismo decía John Lennon en Strawberry Fields Forever que, curiosamente, compuso en Almería... ¡Ay, que se me va el santo al cielo!. El caso es que mi madre dice que hasta cuando duermo tengo los ojos entreabiertos y nunca sé si eso es una bendición o todo lo contrario.
Y lo que veo es que vivimos en una sociedad paralizada, me miro a mí misma comportándome como un "quiero y no puedo". Imaginando, planeando... pero sin dar el salto a la acción. Veo a mi alrededor otras personas que simplemente se dejan llevar por la corriente, escucho lamentos y frustraciones a diario. Proliferan nuevas profesiones como el coaching, aumentan las visitas al psicólogo. ¿Qué cojones nos pasa? Probablemente estemos en la época con más posibilidades de la historia y no hacemos una mierda con ellas. Sócrates no tenía más que su cabeza y una plazuela llena de jovencitos. Nosotros tenemos el mundo en nuestras teclas. Mi madre tenía que ir a clases nocturnas para tener una mínima formación y yo pretendo sacarme una segunda carrera sin moverme de mi casa.
Otro amigo suele decirme que el problema está en la motivación, como lo tenemos todo tan fácil no sentimos la necesidad de esforzarnos por nada. Nunca he tenido la cualidad de disciplinarme a mí misma, de hecho me soborno con bastante facilidad. Así que me da miedo, no lo voy a negar, no saber si al final ganaré la batalla a la apatía globalizada.
Mmmm, ¿he dicho globalizada? ¿Qué mejor herramienta para controlar al pueblo que ponerle a su alcance tantas cosas que pierdan el interés por todas ellas?
La adquisición de nuevos hábitos nunca es un camino de rosas. Requiere cierta constancia que, a mis casi treinta años, creo que tengo. Así que a día de hoy tengo la bandeja de tareas de mi Remember the Milk hasta los topes y la agenda la voy llevando a medias, pero vamos avanzando. Influye también la falta de costumbre de mirar por las mañanas las tareas que puedo ir haciendo y que últimamente apenas tengo tiempo de organizarme porque vivo una de esas épocas en las que los acontecimientos inesperados te van llevando de un lado para otro.
Pero bueno, mis proyectos vitales van evolucionando y me doy cuenta de que cuando tienes claro qué camino quieres seguir en tu vida y eres honesto contigo mismo, la senda se va abriendo ante ti sin que casi te lo propongas. Ese tipo de cosas me hace pensar que he escogido el camino correcto. La cosa es que todavía no sé a dónde me llevará. Pero eso es lo que hace que sea más excitante, ¿no?
En fin, termino esta reflexión de fin de semana con mi proyecto más inmediato, resaltado en negrita en mi agenda de mañana: ¡¡voy a ver Torrente 4 en 3D!! Creo que las películas de Jose Luis Torrente me gustan tanto porque alcanzan cotas absurdas de lo despreciable. Te quedas alucinado diciendo "no puede ser que esté diciendo eso" y te tienes que terminar riendo. Bueno, os dejo el trailer de esta obra maestra, que promete ser la mejor de la saga. La canción principal es de Bisbal, que ha ganado muchos enteros con este tema mezcla de banda sonora de James Bond y homenaje a los Chichos:
Hoy os quiero hablar del método de productividad que estoy empezando a seguir. Se trata del famoso GTD de David Allen que, como comenté ayer, debe su nombre a su libro llamado "Getting Things Done" (Organízate con Eficacia en su versión en español). Por el momento no llevo muy avanzada la lectura pero he empezado a aplicar un concepto que ha cambiado mi vida. Allen dice que usamos nuestra memoria a corto plazo para recordar las cosas que tenemos que hacer, ya sean más o menos importantes. Cosas desde comprar el pan a una entrevista de trabajo son almacenadas en una parte de nuestro cerebro que tiene una capacidad limitada. De hecho funciona como la RAM de un ordenador, tiene un número limitado de acciones que puede hacer a la vez antes de petar, así que cuando está llena nos lanza recordatorios de esas cosas que tenemos pendientes. El problema está en que la memoria a corto plazo no nos pregunta en qué momento queremos recordar las cosas y ¿qué pasa? que en el momento que te acuerdas no puedes hacer nada por resolverlo. Es como cuando yo ayer en la ducha recordé que tenía pendientes unas gestiones urgentes del trabajo, me frustró un poco saber que a menos que me enfundara en el albornoz y saliera corriendo de casa esa tarea debería esperar hasta la tarde.
Y ¿cómo se consigue vaciar nuestra "memoria RAM" para centrar nuestras energías en resolver y no en recordar nuestras cosas pendientes? Pues volcando toda esa información en un sistema en el que confiemos plenamente y que tengamos la seguridad de que vamos a revisar. No me lo creía, pero he comprobado que si nuestra memoria a corto plazo está convencida de que vamos a revisarlo deja de preocuparse, se queda en blanco. Ese estado es genial, te permite concentrarte en lo que haces sin pensar en qué estarás haciendo dentro de una hora. Como suele decir mi madre "los niños pequeños no se cansan porque se concentran al 100% en lo que están haciendo en ese momento".
Ahora queda encontrar ese sistema en el que confiar. Ahí a cada uno le vendrá mejor una cosa u otra, yo os cuento lo que he empezado a hacer. En una libretita mona que llevo siempre encima me voy apuntando todo lo que se me ocurra que debo hacer, desde "buscar música de este grupo" o "llamar a mi hermana Sonia para contarle cual cotilleo" hasta "organizar una reunión de la sección sindical". Cuando tengo un rato vuelco todas esas tareas pendientes en la aplicación web Remember The Milk. De las muchas que recomienda Berto Pena me he decidido por probar primero esta porque me resulta muy fácil. Tengo varias listas (trabajo, estudios, personal...) y dentro de cada una de ellas voy metiendo las tareas, si se van a repetir en el tiempo (por ejemplo cepillar a mi perro es algo que hago semanalmente) y si tienen fecha límite. También pongo un tiempo estimado que emplearé, lo que me viene genial porque así cuando tengo un rato de esos de "estoy aburrido, ¿qué hago?" puedo buscar una tarea acorde al tiempo del que dispongo. Además así organizo mi tiempo de "no hacer nada"mucho mejor. Para que no se me olvide mirarla, tengo la aplicación como página de inicio en mi móvil, como gadget en mis dos cuentas de gmail... Me falta ponerme un post-it en la frente pero, de momento, me está funcionando genial. Seguiré informando de mis avances, por el momento es un alivio tener la vida más organizada.