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Ventanas que se cierran, puertas que se abren

5/29/2015



Hay momentos en la vida en los que crees que no merece la pena seguir luchando. Que no eres bueno en aquello que creías serlo, que no llegará tu oportunidad o que si solamente has tenido fracasos es por algo. Entonces tienes dos opciones: rendirte o seguir adelante. Si sigues tendrás que analizar todo lo sucedido hasta entonces, sobretodo lo malo, y elaborar un plan de acción para corregirlo. Pero también saber ver lo bueno, para mantenerlo y potenciarlo. Ayuda que, algunas veces, el tiempo ponga las cosas en su sitio y te demuestre que aquello que creíste un fracaso otras personas lo consideraron un logro. El riesgo es que, para entonces, hayas elegido rendirte.  

Esta es la típica semana que incluye dos semanas en su interior. La primera la terminé ayer y desde hoy hasta el domingo comienza algo muy distinto: Startup Weekend edición especial Turismo y Gastronomía. Pero eso es todavía un libro por abrir... Los cinco días pasados, en cambio, han sido de esos que llenan el espíritu. Conversaciones, personas, situaciones... Demasiado conectadas y emocionantes como para que todo sea fruto de la casualidad. Más bien parece como si la vida quisiera darme un golpe de timón sutilmente, como si tuviera que tomar conciencia de que tanto las puertas que estoy cerrando como las que se abren ante mí son retos emocionantes y por todas ellas debo dar las gracias a los que están al otro lado. 

Rompiendo estadísticas

1/19/2013

¡Qué abandonado tenía el mundo del blog! Y es que cuando te tomas como una obligación algo que te divierte corres el riesgo de que deje de divertirte y por tanto dejes de hacerlo. Los humanos somos así de raros, aunque nos cueste aceptarlo. Complejos, ambiguos, a veces incoherentes... De hecho la única coherencia sana es la que se debe tener con uno mismo. No hay nada peor que no aceptarse o que actuar contra lo que uno es. Creo que muchos males del mundo, muchas depresiones, muchas actitudes llenas de maldad o autoritarias tienen su origen en la contradicción de algunas personas incapaces de verse como realmente son. Un amigo mío dice que es que a la mayoría de la gente le da miedo mirarse con ojos limpios y seguro que para otros tantos sería demasiado doloroso. ¡Pero hay que intentarlo!

Reconozco que yo me paso de analítica, intento medir las consecuencias de cada paso que doy y ¡así no se puede vivir! Hay que ser un poquito más espontáneo. El final de 2012 fue duro, muy duro. Volver a la realidad después de un sueño como fue mi boda y el viaje de mi vida por los USA ya era complicado. Pero se juntó con una traición que tuvo consecuencias laborales y personales, aunque donde me dolió profundamente fue en lo personal. Quería dejar ese trabajo desde hacía tiempo porque no era sano para mi, me estaba implicando emocionalmente demasiado para no obtener ningún tipo de reconocimiento. De ahí a cómo se hicieron las cosas hay un trecho, no es de ser buena persona. Cada uno que viva con su conciencia. Yo salí de la oficina empeñándome en que esa situación no me iba a apenar... Lo que decía antes, a veces nos empeñamos en que somos superhéroes cuando seguimos siendo humanos. Es algo casi biológico, las heridas tienen que doler y escocer para curarse. 

Por suerte para mi la navidad me ha salvado, amigos. Ríanse lo que quieran pero ni en las peores circunstancias soy capaz de perder el espíritu navideño o una profunda ilusión por la noche de Reyes. Y mira que este año me he empeñado en no tenerla pero ¡ha sido superior a mis fuerzas! Se acercaba la noche del 24 y todo empezó a mejorar: grabé dos especiales de "Aún no es viernes" con Nemo y Carlos Martín y fue una delicia, radio en estado puro. El "elfo de la navidad" como me llaman en casa volvió a sus rituales de cada año: salir a comprar regalos con mi madre y comer churros en la Encarnación, los pactos y alianzas para regalar a unos y a otros... En eso me planté en Nochevieja y ¡más tradiciones! Escribí en un papel mis deseos para 2013 y tiré las cenizas a la mañana siguientes, luego hice mi carta de Reyes y les pedí un trabajo. Nunca he estado sin trabajar, sin tener mis propios ingresos. Y se me desgarra el corazón ahora que sé lo que es eso pensando en los millones de personas que en este país siguen sintiendo esa impotencia, esa frustración, esa rabia contra ellos mismos por verse inútiles mientras su familia vive cada vez en una situación más precaria. 

El año nuevo y los Reyes Magos me trajeron un trabajo, una pequeña fuente de ingresos... pero también la inspiración. De algún modo creo que necesitaba pasar por esa experiencia para poder entender qué se siente y luchar con más fuerza para que nadie más pase por ello. Llegó el día #Wert y cientos de personas conseguimos que escuchara nuestra indignación. Esa noche ganamos. Después me quedé con otros periodistas de los medios de comunicación generalistas para cubrir las declaraciones del ministro y me di cuenta que los compañeros están maniatados por las líneas editoriales de los medios pero que es necesario que se haga otro periodismo. Un periodismo libre, honesto, objetivo y con el propósito de controlar el poder político y económico en vez de servirle.

Esa noche, mientras subíamos a Youtube las declaraciones de Wert, parte de mi equipo y yo misma teníamos un brillo especial en los ojos. La adrenalina de hacer periodismo es algo que entiende cualquiera que esté atrapado por esta maravillosa y difícil profesión. ¿Qué quiero decir con mi equipo? Pues eso, que junto con Lara Monrosi, Nacho Tudela y Daniel Ortego formo un equipo radiofónico que va a dar mucho que hablar en este año recién nacido. Todavía no tenemos fecha de salida ni sabemos en qué emisora será. Pero no queda mucho para que podáis escucharnos al frente de un proyecto de radio que nos tiene locos de ilusión. 

Dedico este post a todos los que han perdido la esperanza, los que creen que no se puede, que su situación y la del país no tiene salida. SI, se puede. Las estadísticas están para romperlas. Lo único que hace falta es seguir esta receta:

1º Levantarse cada día con una sonrisa.
2º Mirarse a uno mismo con ojos limpios para intentar ser un poquito mejor. Nada de reproches o sacarse fallos. Seas como seas eres un ser maravilloso, especial y único. 
3º No rendirse nunca. Cuando tienes un sueño el universo conspira para que puedas conseguirlo. Manda a la mierda a quien te diga que no puedes. 
4º Si todo lo demás no funciona piensa que nada en esta vida es lo suficientemente malo como para perder la vida por ello o malvivir amargado por los problemas. Lucha por tu techo y tu comida, al resto que le den por saco.

¡FELIZ AÑO 2013 A TODOS, SOÑADORES!

The boxing bride

8/30/2012

Si, en seis semanas y dos días cambiaré de estado civil. ¡Me caso! Y siempre tuve muchas ideas preconcebidas de cómo era organizar una boda, como sería yo el día que me casara, mi relación, mi familia... ¡Qué inocente era! 

Debo contar, para empezar, que yo nunca quise casarme... Hasta hace unos años. De muy jovencita era lo que ahora se conoce como perroflauta y me veía con 30 años viviendo en una comuna hippie o dando la vuelta al mundo en una autocaravana. Las experiencias matrimoniales a mi alrededor no eran ejemplos inspiradores, así que decidí que si eso de estar casado salía mal, ¿para qué hacerlo? 

Pero fue Oni y apareció en mi vida. Con el paso de los días, meses y años me di cuenta de que no quería pasar ni un instante de mi vida alejada de el. En trece años de relación pasan muchas cosas, hay crisis, buenos momentos, malos recuerdos. De todo, vaya. Llegó un momento en el que mi cuerpo y mi mente me pedían ir un poco más allá, celebrar que nuestro amor había podido con todo y que seguiríamos juntos para siempre. Y ya la teníamos liada porque por primera vez empecé a ilusionarme con la idea de una boda. Para colmo a Oni se le ocurrió la brillante idea de proponérmelo y desde entonces hasta ahora ha pasado un año más rápido que un suspiro. 

Nuestro último año de solteros ha sido una montaña rusa. Todo el mundo cree saber cómo lo vives y, de hecho, te dice que para qué te casas si nada va a cambiar. ¡No saben cómo se equivocan!. Desde el momento en que pasamos de ser "novios" a estar "prometidos" todo se revolucionó. Afloraron miedos, dudas y pasiones a los que no nos enfrentamos antes porque "había mucho tiempo por delante". A mi, en ese momento, me daba pena no estar disfrutando de éstos meses previos con tanta comedura de coco. Ahora entiendo que necesitábamos darle a la pareja la vuelta como un calcetín, renovarnos y depurarnos. Eso nos ha unido yo creo que como nunca. 

Y así hemos llegado hasta agosto de 2012, el mes en que más nervios estoy pasando de toda mi vida. Todo a nuestro alrededor parece haberse vuelto una locura. Las personas que nos quieren están emocionadas con la boda y, a veces, casi más nerviosos que nosotros. Hasta el novio está atacado. Pero, como servidora tiene el carácter fuerte que tiene, todo el mundo justifica sus nervios con que yo se los contagio. Y no, porque me habré vuelto egoísta que no suelto ni un poquito de tensión. La gente, otra vez en su eterna sabiduría, me dice "¿por qué te pones nerviosa?" o "tómate las cosas de otra manera". No entienden que si pudiera hacerlo, lo haría. Pero no puedo. Temblé como una niña asustada la noche antes de encargar mi vestido de novia y ahora me despierto sobresaltada en medio de la noche sin motivo. O alcanzo niveles muy altos de ansiedad cuando simplemente estoy andando por la calle. A una futura novia (o bride, en inglés, una palabra que adoro) no se la debe tratar de entender, únicamente puedes consolarla, distraerla o ayudarla a terminar sus cositas. En ese aspecto soy la mujer más afortunada del mundo porque la red de redes puso en mi camino a un grupo de haditas que nunca me abandonan. La cuenta atrás ha comenzado y yo ya me he puesto los guantes para sortear, a puñetazos si hace falta, los días que me separan del altar. ¿Me acompañas? 


 

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