La que sigue aquí

1/20/2011



¡Feliz año! Me sonrojo al pensar que ni el año había felicitado por aquí. Pero si algo aprendí en 2010 fue a priorizar... de verdad. Durante toda mi vida había pensado cosas sobre mí misma que el puñetero año que acabamos de despedir me desmontó. Ni era tan generosa como me creía ni sabía priorizar o relativizar, por ejemplo.

No era generosa porque si, me dejo la piel por ayudar a los que quiero y a los que puedo. El matiz es que antes les ayudaba a hacer las cosas como YO creía que se tenían que hacer. Nada de apoyar a los demás y ayudarles en sus decisiones o dejarles elegir su camino. Y, a base de sangre, aprendí la lección. Si algo le pido a mi futuro después de lo mal que lo pasé es ser capaz de darme cuenta de las cosas de otra manera en lo venidero.

Y tampoco sabía relativizar ni priorizar. No valoraba mi armonía, mi paz interior. Ahora me quiero como persona con limitaciones que soy, sé hasta dónde estoy dispuesta a llegar y hasta dónde no. Eso lo aplico a personas, actitudes, situaciones y a mí misma. Lo malo es que cuando te tiras casi 30 años siendo complaciente, preocupándote más de agradar o no defraudar a los demás que de ti misma... cuando cambias de actitud muchas veces la gente no lo entiende. Ni siquiera los que tienes cerca. Porque no llevo un cartel que diga "PELIGRO, CAMBIOS ESTRUCTURALES EN CURSO". Así que ahí empieza un juego de compensaciones: si X persona me compensa puedo ser más paciente en el proceso de que se adapte a mis cambios, luchar para hacer que los entienda. Hasta el punto en que me compense, claro. Porque determinados caminos vitales no tienen marcha atrás.

¡La leche! Yo que venía a decir nada más que todavía no he decidido cuál será el futuro del blog y llevo tres párrafos. Hay cosas que no cambian, pese a todo. En fin, lo dicho, entre mis prioridades actuales no está tomar una decisión sobre el blog. De momento seguiré pasándome cuando me vaya apeteciendo aunque no tengo el tema tan abajo en mi lista como para que llegue, yo que sé, el verano por ejemplo sin que haya tomado decisiones al respecto.

En fin, soy yo, la que se marchó, la que sigue aquí sin mirar atrás, la que estuvo al borde del abismo... Vamos, que la canción de mi tocaya me viene al pelo (o casi, por suerte).

¡Nos leemos!

4 comentarios:

Sara dijo...

¡Fabulosa, Marta!

M dijo...

Nunca viene mal dar un giro en nuestras vidas y prioridades. Habrá quien lo entienda, habrá quien no acepte el cambio... pero uno no tiene que deberse a los demás, únicamente a sí mismo.

Respecto al blog, te animo a que no tomes ninguna decisión. Yo tengo el mío ahí, sin ninguna función específica. Cuando me apetece escribo y ya está. La presión de tener que hacer algo con él no te va a dejar disfrutar de lo que se supone que es una afición más, ¿no?

Pues nada, saludos de un pollo tuerto :)

Dafne Laurel dijo...

Jajaja, me encanta lo del cartel avisando sobre cambios estructurales xD

me alegro de que hayas vuelto a la vida bloguil :)

Alberto Zeal dijo...

Me alegra que las experiencias de tu vida te hayahn sido tan provechosas. Y no te preocupes, seguro que tu yo será capaz de sacarle buen provecho a tu espacio, como siempre ;)

Publicar un comentario

 

También en...