Adiós a Juan Manuel Piñuel Villalón

No voy a hablar de los cobardes que, refugiándose en la oscuridad de la noche, dejaron una furgoneta llena de explosivos junto a tu garita. De esos tan despreciables que solo se atrevieron a acercarse cuando todos a los que protegías dormían. Tampoco hablaré de la organización de asesinos a la que pertenecen, ni de los políticos que irán a lo largo del día de hoy a consolar a tu familia. Ni del Rey, que guardará cinco minutos de silencio por tí.

Todos ellos no son hoy los protagonistas. La gente de bien no va a permitir que ETA se ponga en primera plana cuando le salga de los cojones atentando contra la vida de inocentes como tú. Tú eres hoy el que importa, Juan Manuel. A tu mujer le han quitado un marido y a tu hijo un padre, pero a tí es a quien se lo han robado prematuramente todo: sueños, ilusiones, amaneceres... vida. Pocos saben a esta hora que fuiste un héroe, que tu último aliento de vida lo usaste para alertar de un sospechoso vehículo estacionado cerca de la casa cuartel. Y fuiste un héroe como todos tus compañeros, que viven con la amenaza permanente de los cobardes. Aún así no os amedrantan, no dais ni un paso atrás. No abandonáis a quienes necesitan de vuestra protección.

Los que nos quedamos aquí seguiremos tu ejemplo. No tendremos miedo de revelarnos contra los que buscan aterrarnos. No nos esconderemos en dialéctica ni política. Y no te olvidaremos. Así que millones de gracias por todo. De verdad.