Las alas de nuestras vidas

10/22/2008




El protagonista de estos dos videos y de la película de la que hablan es Carlos Cristos, fallecido el pasado 26 de Abril a los 51 años de edad habiéndole ganado 7 años de vida a la enfermedad que padecía. Esta tarde, cuando académicamente me han obligado a ver el documental "Las alas de la vida" he pensado que era uno más de esos que se jactan en la desgracia ajena, que muestran más de cerca los horrores de sufrir un mal degenerativo tan cruel. No quería verla, me negaba a ver a otro Ramón Sampedro.

Pero he salido de la sala queriendo ser Carlos Cristos. Su sonrisa se me ha clavado en el alma, todo él desprendía luz y alegría. Pasara lo que pasara, aunque no pudiera quitarse de la cabeza el hecho de no saber cuando vería el último amanecer. Y eso es lo grande, lo maravilloso del documental. Carlos no es un héroe al uso, no nos han mostrado una imagen idílica de alguien irreal que no sufre ante la inminencia de su adiós. No, Carlos llora con el alma mientras una amiga lee su testamento vital. Es un llanto en el que nos podemos sentir identificados cualquiera de nosotros, humano.

He admirado a Carlos Cristos por la vida tan plena que llevó. Toda su vida quiso ser el médico del pueblo, y lo fue. Quiso ser misionero, y fue a África como médico. Aprovechó hasta el último aliento, amó, rió, compartió trastadas con sus amigos, ayudó a otros en su mismo estado... Viendo a sus padres, a su mujer y a su hija entiendes que Carlos ya vivía intensamente antes de ser diagnosticado de una larga y dolorosa agonía llamada ASM. ¿Sabéis cual es la palabra que más veces repite en el documental? Privilegiado. Se sentía por tantas cosas un privilegiado que te contagia esas ganas de vivirlo todo con una sonrisa, como le gustaba decir a él.


Nunca se rindió ante la evidencia de la muerte. Luchó, probó tratamientos experimentales, andó cuando ya no podía andar, habló sin poder hablar. El profesor Gerónimo Acevedo (de quien hablaré pronto y que ha marcado un antes y un después en mi trayectoria vital) nos decía que los que olvidemos el documental de Carlos Cristos será porque lo hemos vivido. Y se quedará en nosotros para que lo podamos evocar en los momentos oportunos. Estoy segura de que así será y esta noche, cuando me sienta débil y vulnerable bajo el manto de la oscuridad, no tendré miedo a nada recordando la sonrisa de Carlos Cristos. Recordaré que me ha alegrado enterarme de que murió como quería: dormido en su cama después de cenar y ver la tele un ratito, apaciblemente y sin darse cuenta. Gracias, Carlos. Sin duda te has ganado la trascendencia y del mejor modo posible.

¿Desea saber más?

El documental se proyectará en las aulas francesas en el curso 2009-2010

Obituario de El País

Entrevista en Laverdad.es

Web Oficial de Las alas de la vida

Centro Viktor Frankl (que preside Gerónimo Acevedo)

2 comentarios:

Anónimo dijo...

! Qué impresionante documento!, es difícil escribir ahora mismo, solamente se apetece pensar.

!Vaya ejemplo para tod@s, en fermos y no enfermos!.

Era un ser humano/sobrehumano, humano en conocimiento de su situación y sobrehumano en la forma de afrontarla, qué triste es comparar esta situación junto con la forma en que afrontamos nosotros nuestros hundimientos ,iba a decir casi pero viendo la situación de Carlos, más bien debo decir siempre sin motivo suficiente

IMPRESIONANTE, tengo la piel de gallina



DrRobert

silvo dijo...

Carlos Cristos nos enseña la verdadera naturaleza del héroe, no es el clásico "cachas" y bien parecido que nos intentan vender en el cine o en cualquier tipo de publicación, es un ser de apariencia normal, en este caso incluso inferior ( la apariencia), ya que casi no puede ni hablar, su fortaleza y su madera de héroe reside en su interior.

iMeMiNe, me estoy pegando con la forma de enviar comentarios al blog, así que perdona si esta no resulta bien, esperemos que sí


Saludos

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