The look

1/25/2011



La mirada inocente de la niña que llevo dentro, la que me hace creer que cada mañana empieza el mundo y que lo tengo en mis manos. Que todo lo que desee es posible y que el universo de Coelho conspirará para que lo consiga. Anoche no me podía dormir. Las vísceras me querían marcar el camino a seguir y yo no quería escucharlas. Porque cambiar de rumbo da miedo, porque lo nuevo aterra... Pero a esta vida hemos venido a ser valientes, a ser humildes para ser realmente grandes y, sobretodo, a ser felices. Apelando a esa felicidad le di vueltas a muchas cosas en mis horas de insomnio y las dejé en barbecho sobre la almohada.

Esta mañana tampoco tenía sueño. Escuché a Oni hacerse el colacao en la cocina y me dió penita, porque sé que le encanta que se lo haga yo. Un tierno ritual que tenemos los dos cada mañana. Pero sabía que cuando retirara la colcha de mi nariz era para levantarme sin traicionar la mirada de esa niña, con un propósito.

Así que ahí estamos, en una nueva época de plantear y alcanzar metas. Y, de nuevo, este blog como soporte, como bitácora de los avances y las caídas. Creo que por eso lo tenía tan aparcado, porque está vinculado a mis emociones y ni yo sabía por dónde tirar, qué propósitos hacerme. A ver lo que me dura...

¡Besos de fresa para todos!

2 comentarios:

Dafne Laurel dijo...

Pues me alegra saber que si has vuelto a escribir en el blog es porque ya sabes quá hacer con tus emociones ;)

Alberto Zeal dijo...

Dure lo que dure, que al menos tu experiencia bloguística te sea de provecho personal ;) Un abrazo.

P.D.: Ahora que tengo horarios más fijos, a ver si quedamos y nos vemos ^_^

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