I read the news today, oh boy...

3/09/2011

Escuchar a Iñaki Gabilondo hablar de periodismo es siempre inspirador, me recuerda por qué estoy dispuesta a tanto por una vocación que no todos entienden. El maestro dice que no es una profesión, sino una forma de vida, y yo no lo tenía claro hasta que empecé a pensar en los ojos con los que miramos el mundo los que amamos esa profesión.


Domingo, diez de la mañana. Varias personas esperan el bus pero delante de la parada hay un contenedor. Cada cierto tiempo alguien se asoma para comprobar si calle abajo ya viene, vuelve a su sitio original y sigue esperando. Los demás le miran esperando un gesto para saber si viene o no viene el esperado 2. Si no lo obtienen, otro se adelanta para comprobarlo por él mismo y seguramente también se guarde la información para él. Entonces es el turno del periodista, que otea la calle e informa a los demás: "ahí viene".

Viaje en autobús a Jaén, varias mujeres se ponen al día de sus vidas, su día a día. Una de ellas cuenta una anécdota doméstica y, cuando se dispone a contar una segunda, la periodista del grupo intenta llegar al fondo del asunto. En un abrir y cerrar de ojos le ha sacado las 5W del caso (qué, quién, cómo, cuándo y por qué) e incluso ha buscado otra fuente para contrastar la información.

Dos ejemplos cotidianos, casi cómicos, del sinvivir del periodista. Si acude a una charla siente la necesidad de sacar los titulares y hacerlos públicos. Cuando va a cualquier evento cultural no puede remediar analizarlo y elaborar una crítica, si va al baloncesto necesita ver los parciales de los jugadores y hacer saber al mundo que ese alero tiene futuro. De no llevar su libretita y hacer todas estas cosas está incómodo, luchando por no olvidar las claves de un artículo al respecto que nunca escribirá. Las redes sociales no nos ayudan, no señor. Mis amigos me suelen acusar de adicción a ellas porque siento la necesidad de compartir la información que pienso puede interesar a mis seguidores, no puedo evitar procesar lo que comparten otros ni llegar al fondo del asunto. Así que termino como este pasado lunes, escuchando un discurso de Pastrana por el día de la mujer trabajadora mientras tuiteo los titulares que va dando y mis compañeras me miran extrañadas, seguramente pensando que soy una maleducada por jugar con el móvil mientras el pobre hombre habla.

No cuento ya lo mal que lo paso con Spotify, me tengo que centrar mucho en lo que esté haciendo para no pararme cuando empieza una canción y colgarla en facebook haciendo mi propia presentación al estilo de los 40 Principales: "ahora vamos a con el éxito de los noventa de la actriz y cantante Jennifer López, primer single de su premiado trabajo On the 6. Esto es Let's Get Loud" O de lo que sufro cuando veo/escucho/leo una entrevista a un personaje que yo querría entrevistar. Especialmente con Antonio Gala, Emilio Aragón, Olivia Harrison y Yoko Ono me suelo acabar tirando de los pelos. No, cuando entrevistan a Paul McCartney o Ringo Starr no me pasa porque soy consciente de que si los tuviera delante no podría más que tartamudear y todo lo que dijera me parecería una estupidez más grande que cuando Bisbal y Chenoa le preguntaron a Paul por una canción de Lennon...

Así que, niños, buscad otra vocación porque la vida de periodista te atrapa y ya nunca te suelta... además se gana muy poco.

¡Feliz miércoles!


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