"Format Life"

4/16/2008

Me levanté sin ganas, casi como un autómata. El desayuno estaba servido. Lo comí con ansiedad, como si quisiera terminar pronto esa farsa y volver a mi mundo de sueños. Oni se fué y me quedé frente a la soledad matinal del televisor. "Esto es deprimente", pensé. Apagué el dichoso aparato con la idea de sumergirme en los cantos de sirena de la red cibernética. "Así el dolor volverá a irse" me dije. Encendí el ordenador... quiero decir, intenté encender el ordenador. La luz no prendía. Volví a pulsar y seguía sin encenderse. Un poco perpleja, como si la vida de aquel aparato tuviera que ser eterna, volví a apretar el botón de encendido largo rato. Nada.

Pero la ansiedad siempre tiene ases en la manga y me encaminó al ordenador de Oni aún desconcertada ante la supuesta pérdida de parte de mi ser que se iba con aquel pequeño aparato del Demonio. De nuevo el mismo ritual: me situé frente al aparato y pulsé el ecendido. Funcionó, primer paso conseguido. Pero, espera, ¿qué es ésto? "Fallo en la lectura del HD, inserte Disco de Arranque". Sin duda debía permanecer en estado de semi-inconsciencia, eso no podía estar pasando. Apagué, encendí... el mismo mensaje.

Siempre he pensado que no se debe hacer oídos sordos a los mensajes del destino, pero lo hice. Volví a intentar encender mi ordenador y, creo que por puro hartazgo, encendió. Pero, ¡oh, sorpresa!, resulta que había pillado un peligroso virus. Intenté solucionarlo con miles de tutoriales, programas, trucos... Pero nada, no se iba a ir. Ahí entendí la broma que me estaban gastando las musas. "FORMATEA" me decían en silencio. Al principio no sabía si se referían a mi mente o al equipo. Así que guardé las cosas que había en el disco duro que fueran realmente importantes para mí y, sin contemplaciones, borré para siempre todo lo demás. Todo lo accesorio, esos programas que aunque borres siempre guardan archivos ocultos para que el día menos pensado salgan a dañar el sistema. Esos archivos que te pasó alguien que ni siquiera te cae bien y que conservas no sabes por qué. Incluso ese software que, aunque en su día te fue muy útil, ahora no te sirve para nada que no sea ocupar espacio en disco.

Me quedé con lo que realmente me interesaba, fui sincera conmigo misma. Y con esa base configuré mi futuro... quiero decir, configuré mi ordenador.

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