Brainwashed, el testamento musical de George Harrison (Segunda parte)

7/16/2011

George Harrison ya sabía que podía ser que no superara el cáncer cuando puso en marcha el proyecto "Brainwashed". En él recopilaría canciones que llevaban compuestas años con material nuevo formando, eso si, un todo compacto y con sentido. Corría el convulso año 2001, había empezado el siglo XXI de la globalización, los medios de comunicación de masas e internet. Parecíamos empezar a caminar hacia una única sociedad con una única verdad oficial en la que poco margen parecía haber para el pensamiento libre. Ése es el germen de la canción que da título al disco, Brainwashed. Es el eje central del mensaje de todo el disco, Harrison se iba de este mundo pero quería darle antes un toque de atención para que reaccionara.

Si analizamos la canción observamos que tiene dos grandes influencias: el platonismo y la religiosidad. George profesaba el hinduismo, pero uno muy particular. Consideraba que Dios solo había uno y que era el mismo para todas las religiones aunque le llamaran con distinto nombre.



Era tremendamente espiritual, creía en un Dios del conocimiento y la generosidad. Su particular visión religiosa mezclaba elementos budistas, hindúes e incluso cristianos. Él, lejos de rechazar ninguna confesión religiosa, las respetaba y se interesaba por todas. Sentía adoración por la naturaleza, de hecho su mayor pasión de madurez fue la jardinería por lo que si queremos también podemos conectarlo con el zen.

Es desde ese punto de vista de un Dios que es conocimiento desde el que tenemos que leer sus referencias a al divinidad en la canción. Y también donde entra el platonismo. George reivindica que vivimos en un mundo en el que se nos dice qué pensar y qué hacer, tenemos el cerebro lavado por distintos poderes que nos alcanzan aunque estemos en el rincón más escondido de la tierra. No vemos, por tanto, la realidad tal como es sino una recreación que nos hacen de ella esas cabezas pensantes. Brainwashed es un llamamiento a romper esas cadenas, a encontrar por nosotros mismos el conocimiento, a salir de la caverna de Platón. Al hacerlo, según Harrison, alcanzamos un conocimiento puro que para él representa la mejor forma de acercarse a Dios.

La primera vez que escuché esta canción reconozco que lloré. Lo primero porque George ya no estaba con nosotros y lo segundo por ese mensaje que nos había dejado en sus últimos momentos. Ahora me emociona pensar que estaría orgulloso del Movimiento 15M, las revueltas árabes, el movimiento islandés y todas sus variantes. De ver que, por fin, hemos tirado abajo la barrera del pensamiento único, que ya no será tan fácil que nos laven el cerebro. Pero el legado de George permanecerá vigente aún mucho tiempo porque no podemos despistarnos, la maquinaria de la idiotización es muy potente y a la mínima que te relajes te atrapa.

Me despido en este sábado de reflexión como lo haría George, con el mantra de Brainwashed para que cerréis los ojos, os sentéis en un lugar tranquilo, respiréis hondo y dejéis la mente en blanco mientras suena. ¡Hare Krishna!



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