La tomadura de pelo de Bankia

4/21/2015

Bankia lleva siendo actualidad algunos años. Tras ser la primera entidad rescatada por el Gobierno, salir a la luz escándalos como las preferentes, las tarjetas black... Estos últimos días vuelve a la palestra por la encarcelación de su ex-presidente Rodrigo Rato, las ideas y venidas de Blesa... Pero lo que mucha gente no sabe es cómo hemos sufrido los clientes de la entidad todo este proceso.

En el año 2001 llegué a una oficina de Caja Madrid cargada de ilusiones y con un proyecto de vida: una hipoteca. Desde entonces mi marido y yo estamos atados a esta entidad por un lazo más fuerte que casi ningún otro y hemos vivido en primera persona la ascensión y caída de la caja. Lo cierto es que hasta que Caja Madrid pasó a integrar Bankia no tuvimos ninguna queja. Nos hicimos clientes de una oficina cercana a casa, cuyo director nos acompañó en todo el proceso de compra de la vivienda, nos asesoró e incluso aconsejó (éramos dos niños de 20 años). No podemos decir que luego hayamos leído la letra pequeña y nos hayamos sentido estafados, más bien al contrario. Eso si, ambos teníamos nómina indefinida y, aún así, tomaron muchas precauciones antes de concedernos la hipoteca: seguros de desempleo, de vida, etc etc... 

Pero llegó Bankia y comenzó la reestructuración. Nos llegó una carta informándonos de la desaparición de nuestra oficina y la reubicación de todos los clientes en otra, que no era ni de lejos la más cercana. Pero resulta que la unión de los clientes sirvió de algo y como muchos firmamos un documento exigiendo a Bankia que se mantuviera la oficina, conseguimos que permaneciera abierta algún tiempo más. Entonces llegó la primera tomadura de pelo. Una carta en la que Bankia nos daba la enhorabuena por ser seleccionados para formar parte de una de sus primeras oficinas ágiles. ¡Yupi, no podía dejar de saltar de la emoción!. Encima me hacían el favor de cambiarme a una oficina a una hora de mi casa, o 20 minutos en autobús.. Teniendo otra a 600 metros. Llamé a Bankia, inocente de mí, para solicitar que se me asignara la oficina más cercana y me dijeron que no, que no cumplo los requisitos para ser atendida por una oficina "no ágil".

No tardamos en averiguar qué significa para Bankia una oficina "ágil": 

- No nos permiten ingresar dinero en ninguna oficina excepto en la que tenemos asignada. 
- No podemos realizar gestiones que no sean de caja en nuestra oficina, porque es ágil. 
- No somos bien recibidos en las oficinas de "gestión personal y servicios", que son otro tipo que no tienen ni caja siquiera. Bueno, o eso dicen porque yo he visto a gente sacar dinero en caja en alguna de ellas. 

Cosas como informarnos acerca de cómo cancelar el importe pendiente en una tarjeta que teníamos con ellos, con el sistema nuevo, requieren una visita a nuestra oficina ágil para que nos autoricen a ir a una oficina "normal" a preguntar y que luego tengamos que volver a la oficina ágil a informar del trámite. Y si quieres ingresar dinero en tu propia cuenta solo puedes hacerlo en los cajeros inteligentes. 

Hoy, como vivo peligrosamente, he querido pagar la matrícula de la facultad a ver si ya de una vez finiquito los créditos que me restan. Pero resulta que por x factores (da para otro post) me he quedado compuesta  con el importe en la mano y sin poder pagarla. Así que me he ido corriendo a la oficina de la calle Imagen en Sevilla y, al entrar, había muchos carteles escondiendo la zona de caja que decían que no tenían caja y que me fuera a la "contigua" oficina de la Avenida de la Constitución. 

Consciente de lo que iba a pasar he grabado la conversación para que comprobéis el trato que recibimos los clientes de Bankia y la absurda operativa que siguen algunos de sus empleados (otros te dicen lo mismo, que es lo que hay, pero con cierta empatía y entendiendo que lo que te dicen es un absurdo). Especialmente divertido es el momento, al final, en que después de negar que tengan caja fuerte me dice que tengo que esperar 15 minutos para tener la hoja de reclamaciones porque tiene que abrir la caja fuerte (que, añade, tiene documentos que a mí no me interesan)... 

El objetivo de difundir esta grabación no es perjudicar a ese empleado en concreto ni ponerle en evidencia, se pone solo, sino dar a conocer la situación kafkiana a la que nos vemos sometidos los clientes de Bankia, casi prisioneros de los caprichosos cambios de operativa de la entidad. 

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